Este domingo 19 de octubre de 2025 quedará marcado en los anales del museo como uno de los robos más extraordinarios: un equipo de ladrones irrumpió en plena mañana en la Galería de Apolo, accedió en menos de siete minutos utilizando plataforma elevadora y herramientas de obra y huyó con ocho joyas históricas de valor incalculable pertenecientes a la corona francesa.
Las piezas robadas: joyería real con siglos de legado
Estas son algunas de las piezas sustraídas, objetos que mezclan lujo, historia y soberanía:
Un collar de esmeraldas y un par de pendientes de la emperatriz María Luisa (segunda esposa de Napoleón Bonaparte) regaladas por él en 1810.
Diadema de perlas, broche-relicario, broche en lazo y tiara de diamantes pertenecientes a la emperatriz Eugenia (esposa de Napoleón III).
Juego de joyas de las reinas María Amelia y Hortensia, que incluye tiara y collar de zafiros.
La corona de la emperatriz Eugenia (con 1 354 diamantes y 56 esmeraldas) fue abandonada dañada cerca del museo cuando los ladrones escapaban.
¿Por qué estas joyas importan más allá del brillo?
Estas piezas no son meros objetos de lujo; son testigos de la historia francesa. Usadas por emperatrices y reinas, representan poder, tradición y legado. Al robarse, no sólo se llevan piedras y metales, sino fragmentos de identidad nacional. Las autoridades apuntan que podrían ser desmanteladas para su venta o uso privado, lo que complicaría su recuperación.
¿Qué sigue?
El museo cerró el lunes por motivos excepcionales, y la investigación está en marcha. Los expertos advierten que, si los objetos no se recuperan pronto, podrían perderse para siempre ya sea por desmantelamiento o venta clandestina.