El regreso de un símbolo
“La espiral me acompaña desde mi segunda colección”, cuenta Aysha. “Hoy la convierto en protagonista porque siento que la marca y yo con ella como mujer entró en un nuevo giro. ESPIRAL es el lenguaje que mejor nombra ese momento donde la empresa está en cambio y transformación interna, y yo también: como diseñadora, mujer y madre”.
La espiral como reflejo de la vida
Para Aysha, este símbolo encarna la manera en que avanzamos: no en línea recta, sino con vueltas, pausas y retornos transformados. “Convertirme en madre fue un giro fundamental: te entregas por completo y luego necesitas reencontrarte como mujer, distinta pero más completa. La espiral me recuerda que no se trata de empezar de cero, sino de volver al centro con más fuerza y matices”.
Entre culturas y contemporaneidad
La colección toma inspiración de símbolos ancestrales: el koru maorí, el triskel celta, el churu andino y el uzumaki japonés. “Partí de símbolos existentes el koru maorí, el triskel celta, el churu andino, el uzumaki japonés y estudié su gesto esencial: expansión, renacer, continuidad. Luego los destilé en líneas y ritmos que dialogan con la estética de la marca: extremos puntiagudos, curvas tensas, proporciones limpias. No cito literalmente; traduzco ese pulso a una joya actual, lista para el día a día.”
Joyas que son amuletos
Aretes, anillos y dijes narran la misma historia: la de un ciclo continuo. “Son amuletos en movimiento, tesoros para acompañarnos en cada etapa. Los aretes giran con la luz, los anillos envuelven el dedo como órbitas y los dijes recuerdan procesos personales. No son solo accesorios, son talismanes que caminan con nosotras”.
El reto del equilibrio
Delicadeza y carácter conviven en cada pieza. “Ha sido un reto enorme crear joyas ligeras en plata reciclada sin perder mi edge. Lo sostengo en líneas firmes, acabados definidos y tensión en los volúmenes. Así, la ligereza fluye sin dejar de tener fuerza”.
La pieza favorita
El corazón de la colección es el UMMU Charm: un maxi espiral que envuelve piedras energéticas como cornalina, ónix o rubí zoicita. “Es mi favorita porque condensa la idea de la espiral como amuleto-órbita: un centro poderoso rodeado de movimiento”
Sostenibilidad y espiritualidad
ESPiRAL es también un manifiesto ético: todas las piezas se realizaron con plata reciclada y piedras con significados energéticos. “La premisa es clara: dar nueva vida a materiales que ya existen. Convertir lo invisible en visible, lo antiguo en algo renovado. Así se cierran ciclos con propósito”. La diseñadora conecta la sostenibilidad con la espiritualidad: “Ambas parten de la conciencia del ciclo. Una mira origen y destino, la otra, intención y proceso. En ESPIRAL se encuentran: materiales recuperados, diseño pensado para durar y un símbolo universal que recuerda que transformar también es cuidar”.
Joyas como talismanes personales
Más allá de la estética, Aysha espera que quienes las usen reciban un mensaje: “Que cada vuelta del camino tiene su belleza. Que el cambio puede habitarse con calma y elegancia. Que no todo es lineal ni inmediato”.
El cuerpo en movimiento
Cada pieza está pensada para acompañar la gestualidad femenina: “Busqué despertar quietud activa, esa calma que se siente después de girar. Una mezcla de foco y apertura, de presencia y ligereza. Que al llevar las joyas se sienta un impulso suave hacia adelante”
Un ciclo consciente
La filosofía de la marca se completa con servicios como The SPA, que devuelve vida a piezas antiguas, y Bespoke Remake, que transforma joyas heredadas en nuevas creaciones. “Nada termina, todo se transforma: lo mismo que propone la espiral”.
Lo que viene
El viaje no se detiene en ESPIRAL. “Se vienen colaboraciones y nuevas formas de vivir la marca, expandiendo su universo más allá de la joya. El próximo símbolo contará otra historia, pero prefiero que se queden atentos para descubrir cuál será el siguiente ciclo”.