Una mirada íntima a la visión de Nadia Cambronero para el desfile de Erick Bendaña
Por BeMe Magazine
Conversamos con Nadia Cambronero, directora del backstage del desfile “Sol y Luna” de Erick Bendaña, una de las producciones más deslumbrantes y ambiciosas de la moda centroamericana. Entre luces, pinceles y un equipo apasionado, Nadia nos revela cómo se construyó la atmósfera mágica que dio vida a la visión del diseñador.
“La idea nació del Sol, el Eclipse y la Luna”, nos cuenta Nadia. Al ver la colección que Erick había presentado en Dubái, quiso crear una escenografía que fusionara brillo, tonos metálicos y un toque de fantasía con el romanticismo característico del diseñador. “Cuando le compartí mi propuesta, descubrimos que compartíamos la misma visión: algo teatral, editorial, pero elegante. Queríamos que la escena contara una historia”.
Fotos por Guillermo Araica
Para traducir esa narrativa visual, el equipo se inspiró en la sofisticación de los años 20 y 30: peinados con ondas marcadas y efecto húmedo las clásicas finger waves, evocando la era del jazz. “El maquillaje debía ser ligero pero con carácter pieles frescas, luminosas y un aire teatral que aportara fuerza sin perder la elegancia”, explica Nadia. El resultado fue un equilibrio entre glamour clásico y modernidad, donde cada modelo se convirtió en parte viva del relato visual de la colección.
Dirigir un backstage de esta magnitud no es tarea sencilla. “El mayor reto fue reunir un equipo que entendiera la visión. En Nicaragua y Costa Rica estamos muy acostumbrados al maquillaje de certámenes, más estructurado y glam, pero esta vez queríamos algo distinto: una estética high fashion, más europea”. Con la experiencia de años previos, Nadia convocó a artistas que habían trabajado con ella, como Mauro Rocha, su mano derecha en la dirección de cabello. “Formamos un equipo disciplinado y apasionado. Logramos transformar a muchas chicas acostumbradas a ser ‘Misses’ en verdaderas high fashion models. Fue un orgullo enorme”.
“El tiempo siempre es el mayor desafío”, dice. “La clave fue planificar. Un día antes del show hicimos la demostración del look y verificamos hasta el último detalle técnico, desde la energía eléctrica hasta las conexiones. Así todo fluyó”. Y aunque el reloj apremiaba, la sinergia del equipo marcó la diferencia: “Nos apoyamos unos a otros. Todos sabían maquillar y peinar; así pudimos trabajar a la par para que las modelos estuvieran listas a tiempo”
En una región influenciada por la estética de concursos de belleza, Sol y Luna apostó por lo editorial. “El sello fue la naturalidad: pieles radiantes, limpias y frescas, con un toque de soft gothic inspirado en las pasarelas de Nueva York, Milán y París. Delineados definidos, poco rubor, contornos suaves y luces estratégicas para equilibrar las temperaturas frías del escenario”.
Fotos por Guillermo Araica
“Lloré”, confiesa Nadia. “Cuando vi el montaje final, me llené de emoción. Abracé a Erick y le dije cuánto lo admiraba. Ver ese sueño hecho realidad me conmovió profundamente”. El desfile, afirma, marcó un antes y un después para la moda centroamericana. “Fue una producción nunca antes vista. Me vi reflejada en él: dos soñadores que creen que ningún sueño es demasiado grande”.
Ser parte de “Sol y Luna” significó mucho más que un logro profesional. “Esta experiencia me permitió explorar mi lado más creativo y me deja familia, amigos y un equipo increíble. Me confirmó que cuando la oportunidad se encuentra con la preparación, suceden cosas maravillosas”. El brillo que vimos en pasarela no solo venía de los tejidos o las luces: venía del corazón de un equipo que soñó con crear belleza… y lo logró.
“Cuando la oportunidad se encuentra con la preparación, surgen cosas maravillosas.” – Nadia
Cambronero